miércoles, 30 de julio de 2014

Del rigor del Derecho a Decidir (parodiando a Borges)



Del rigor de la ciencia


En aquel Imperio, el Arte de la Cartografía logró tal Perfección que el Mapa de una sola Provincia ocupaba toda una Ciudad, y el Mapa del Imperio, toda una Provincia. Con el tiempo, estos Mapas Desmesurados no satisficieron y los Colegios de Cartógrafos levantaron un Mapa del Imperio, que tenía el Tamaño del Imperio y coincidía puntualmente con él. Menos Adictas al Estudio de la Cartografía, las Generaciones Siguientes entendieron que ese dilatado Mapa era Inútil y no sin Impiedad lo entregaron a las Inclemencias del Sol y los Inviernos. En los Desiertos del Oeste perduran despedazadas Ruinas del Mapa, habitadas por Animales y por Mendigos; en todo el País no hay otra reliquia de las Disciplinas Geográficas.

 Jorge Luis Borges
El Hacedor (1960)



Del rigor del derecho a decidir


En aquella sociedad, la Libertad logró tal perfección que el derecho a decidir del Estado se cedió a una Comunidad Autónoma, y el de una Comunicad Autónoma a una Comarca, y el de una Comarca a un municipio. Con el tiempo, ese derecho a decidir no satisfizo y los gobernantes concedieron el derecho a decidir a los individuos, que tuvieron la potestad de poner fronteras a su casa y pagar los impuestos que le vinieran en gana. Menos adictas a la Libertad, las generaciones siguientes entendieron que ese derecho era inútil y no sin impiedad lo entregaron a las Inclemencias del sol y los inviernos. En algunas normas aún perduran despedazadas ruinas del derecho a decidir, con normas que protegen a los animales y a los mendigos; en todo el país no hay otra reliquia de esa Libertad exagerada.